El dormitorio constaba de dos camas nido y cajones y se necesitaba un soporte para poner una lamparita y espacio para cuentos y algún que otro accesorio. Se optó por colocar detrás de las camas y entre ellas, una composición de estantes y librería, que pudiera permitir sacar la cama nido y los cajones bajo las camas. Para ello también, se tuvieron que trasladar los puntos de luz situados en los laterales de las camas a la parte trasera para una mayor limpieza de cables. Todo se quedó oculto y en su sitio. También fué necesario cortar de altura el panel japonés de la ventana para la nueva disposición.